El dinero es energía creativa y de cierta forma, muestra nuestra relación con nosotros mismos, es decir, lo poco a mucho que fluya el dinero en nuestra vida, indica lo poco o mucho que nos amamos, lo poco o mucho que reconocemos nuestros talentos ó validamos lo que somos. También nos indica que tanto elegimos caminos positivos o caminos de dolor, mientras mas sintamos que no merecemos o nos sintamos culpables por tener dinero, menos tendremos, por muy buenas personas que seamos y mucho bien que hagamos a otros, si no nos sentimos merecedores, esto “vibra” e interfiere en que mayores beneficios vengan a nosotros.
Las creencias
El dinero es un amplificador de nuestras creencias, por eso hay que ser conscientes de ellas y ubicar perfectamente si tus creencias te llevan a la pobreza o a la riqueza, por ejemplo:
Creer que: “El dinero no es importante”.
Esta creencia es muy común entre la gente espiritual que sin darse cuenta, se ha desvinculado de su aspecto material/físico. Mientras vivamos en un mundo material donde el dinero sea la forma de intercambio más usada, el dinero será importante, desde el punto en que sin dinero no comemos y no tenemos para pagar una vivienda, desde ahí, el dinero puede ser incluso, sobrevivencia.
Sin experiencias, la vida es intrascendente. Muchas de estas experiencias, solo son posibles a través del dinero, un viaje, un curso, un libro, un auto que pueda transportarte a tu centro de trabajo o simplemente a desarrollar tu misión, un stereo donde puedas disfrutar música que eleve el alma o sea fuente de alegría, en fin… en el mundo hay muchas cosas dispuestas a hacernos crecer y disfrutar y al final, eso es evolución, negárnoslo es hacer lentos nuestros procesos.
De un modo más básico y elemental, el dinero puede proveerte de paz, tranquilidad y tiempo para los que amas o lo que amas, mientras que la falta de dinero, puede ser causa de ansiedad, preocupación, estrés, depresión y falta de tiempo para ti o los que amas. El dinero no es la felicidad, pero bien canalizado, ayuda encontrarla.
Lo importante es ubicar el tipo de creencias que nos impiden avanzar. A continuación algunos ejemplos:
El dinero no es importante
Es imposible ser rico y espiritual al mismo tiempo
El dinero solo se logra a base de mucho esfuerzo y trabajo
Pobre pero honrado
Los ricos son gente mala, su dinero es malhabido
No es posible ganar dinero a través de algo que se disfrute
Más vale malo conocido que bueno por conocer
El dinero corrompe
Como te decía anteriormente, el dinero no es más que un amplificador de nuestras creencias, si el dinero cae en manos de alguna persona de baja frecuencia energética, por supuesto, esta persona hará mal uso de el, eso no quiere decir que el responsable sea el dinero, más bien, el dinero “activa” la sombra de esa persona, con dinero o sin dinero, la persona se conduce a través de esta sombra proyectándose esta densidad de mil formas, no solo a través del dinero. Siempre que nosotros seamos responsables de nosotros mismos y utilicemos todos nuestros recursos para el bien, haremos bueno uso del dinero.
Sin dinero, los más altos ideales espirituales no se pueden llevar a cabo, mientras más dinero manejes, más elevadas serán tus iniciativas, podrás llegar a más gente, ayudar a miles y crear proyectos de más peso. Sin dinero, tu servicio al mundo es limitado. Mientras más experiencias expansivas vivas y más sueños cumplas, más alto vibras, porque estás en sintonía con un universo que no sabe de carencias y que da lo que pides, siempre y cuando no interfieras en tu propio camino bloqueando lo que viene en camino. Vale preguntarte a ti mismo ¿tus creencias y deseos van por el mismo camino? ¿coinciden?.
No importa a que te dediques, pero si haces el bien, es perfectamente compatible que te vaya bien.
Pasión y dinero
Solamente cuando algo nos gusta o nos apasiona, podemos hacerlo crecer, podemos conectar con la creatividad e iniciativa.
Hacer algo que no nos gusta o rechazamos es luchar contra marea, es impulsar por un lado, retraer por el otro, finalmente no hay avance, solo logramos cerrar la inspiración, quedarnos en un espacio de aburrimiento y desear estar fuera del lugar para distraernos o compensarnos con otras cosas (compras, fiestas, t.v., etc.).
En la vieja energía bastaba trabajar solo por dinero, no importaba si nuestro trabajo nos gustaba o no, finalmente, nuestra quincena llegaría. Tampoco importaba si estábamos estresados, deprimidos o teníamos que aguantar a un jefe indeseable. Así funcionaba. La prioridad no era nuestro bienestar, era solo el dinero por dinero.
En la nueva energía el dinero fluye según nuestro estado anímico y nuestros patrones de energía. Mientras más densidad manejemos (estrés, ansiedad, depresión, etc.) menos fluye el dinero. Si trabajamos de manera independiente, con un negocio propio, esto determina nuestro éxito o fracaso. Aquí la seguridad reside en la estabilidad interna, en mantenernos en nuestro centro y no tocar excesos emocionales. Mientras más alineados con nuestra esencia, mejor fluye el dinero. Si logramos conectar con esto, tendremos estabilidad para mucho rato.
Por otro lado, mientras que en la vieja energía el propósito era “perseguir” el dinero, en la nueva energía, consigues más dinero si dejas de centrar tu atención en el y te limitas a disfrutar lo que haces y al mismo tiempo, disfrutas sirviendo a los demás, por ejemplo, puedes disfrutar el canto y al mismo tiempo disfrutar al ver que la gente se emociona al escucharte cantar (eso es servicio, brindar tu talento), solo por este hecho, tu actividad ya esta pagada y te deja mucha satisfacción, pero al mismo tiempo, esta misma energía es la que mueve el dinero, de manera justa, se te sostiene para que continúes tu labor y la hagas crecer llegando a más gente. No importa el rol, profesión u oficio que desempeñes pues toda profesión, actividad u oficio, tiene el poder de servir siempre que sea canalizado de esa manera.
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